Plan 2050

Campaña electoral en EEUU amenaza a la globalización y la transición energética

El uso de tarifas contra China tendría un impacto global.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Sábado 25 de mayo de 2024 a las 04:00 hrs.
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El mundo se encamina a una nueva guerra comercial; y esta vez lo que está en juego es el propio proceso de globalización y la meta que se ha definido como prioridad para esta generación: luchar contra el cambio climático.

La administración de Joe Biden no sólo anunció alzas de aranceles a productos chinos clave para la transición energética, también planteó el fin de una exención tarifaria a los paneles solares y otros componentes provenientes de países del sudeste asiático, como Vietnam, Tailandia y Malasia, desde donde operan y envían sus productos empresas chinas. Además, Washington quiere crear un bloque común de Occidente para enfrentar a China.

En la reunión de los ministros de Finanzas del G7 que termina este 25 de mayo, Washington espera apoyo en condenar al “exceso de capacidad” o “sobre producción” de China en tecnologías verdes, como baterías, vehículos eléctricos y paneles solares.

La medida se entiende como una estrategia de Biden para ganar terreno en la campaña electoral frente al expresidente Donald Trump. El republicano fue el primero en revivir el uso de aranceles como política exterior, y tiene la rivalidad contra China como uno de los pilares de su agenda.

Pero hay diferencias. Cuando Trump elevó los aranceles a productos chinos, y en menor medida europeos, lo hizo bajo el argumento de prácticas anticompetitivas de sus rivales comerciales.

Aunque esta vez también se acusa a las empresas chinas de acceder a subsidios y financiamiento estatal barato, el argumento principal de EEUU es que China exporta su exceso de capacidad.

El problema con este argumento es que va en contra del corazón del comercio internacional, del cual EEUU fue históricamente un promotor.

“¿No se considerarían también un exceso de capacidad las importantes exportaciones de soja, aviones y gas natural de Estados Unidos? ¿No debería la reunión de ministros de Economía del G7 abordar primero estos excesos de capacidad de EEUU?”, replicó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, en una rueda de prensa en Beijing.

Los efectos

El anuncio de EEUU genera aún más dudas sobre el futuro de la globalización.  Aunque un estudio de JPMorgan asegura que “la integración económica, y sus beneficios para los márgenes de las empresas, permanecen intactos”; el Índice de Globalización que elabora el Instituto Suizo de Estudios Económicos KOF prácticamente está estancado desde hace una década y todavía no recupera los niveles prepandemia. Es decir, hoy el mundo está menos globalizado que hace cinco años.

La directora de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Ngozi Okonjo-Iweala, se declaró “muy preocupada” tras el anuncio de la administración de Biden. “Algunas estimaciones que hemos hecho de la fragmentación del comercio en dos bloques geopolíticos, por ejemplo, muestran que a largo plazo se produciría una pérdida del 5% del PIB mundial real. Eso es muy significativo. Y las pérdidas serían mayores para los países en desarrollo. Así que esto es algo que no nos gustaría ver”, afirmó en una entrevista con Foreign Policy.

En lo que también se entendió como una crítica del Fondo Monetario Internacional (FMI) a la decisión de Biden, su subdirectora gerente, Gita Gopinath, publicó un estudio advirtiendo de los riesgos de la fragmentación en dos bloques, con EEUU y China como ejes de cada uno. A diferencia de la Guerra Fría, esta vez el rol de poderes medios que sirvan de conectores entre los bloques (India, por ejemplo) ayudarían a reducir el impacto económico de la fragmentación. Pero en un caso de alta rivalidad, el costo podría llegar a 7% del PIB global.

Gopinath, sin embargo, pone el énfasis en otro punto: “La imposición de restricciones al comercio disminuiría las ganancias de eficiencia, limitaría las economías de escala y reduciría la competencia... Menos comercio implicaría también menos difusión del conocimiento, un beneficio clave de la integración”.

Esto último se vuelve aún más grave considerando que este nuevo capítulo en la guerra comercial entre Washington y Beijing apunta a las tecnologías necesarias para la transición energética.

Según la consultora Wood Mackenzie, China domina las cadenas de suministros de 14 tecnologías clave para la transición energética, incluyendo el 97% de la producción de wafers para paneles solares, 63% de las torres eólicas, y 79% de las baterías de litio. En el caso de los paneles solares, la masiva producción china explicaría gran parte de la baja en sus precios, un 80% desde 2010.

La administración de Biden se impuso como meta reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad hacia 2030 respecto a los niveles de 2005 (7.101 Megatoneladas de CO2 equivalente). Tomando en cuenta los niveles al cierre de 2022 (6.017 Mt CO2eq), EEUU tiene siete años para reducir sus emisiones en 44%.

Dado que EEUU es el segundo emisor de GHG, después de China, el cumplimiento de su meta es clave para la lucha global contra el calentamiento global.

Al cierre de 2023, el 21,4% de la energía generada en EEUU correspondió a fuentes renovables, con 4% proveniente de paneles solares y 10% de fuentes eólicas. Aunque las ventas de vehículos eléctricos (EV) crecieron un sorprendente 40% en 2023 a 1,2 millones de unidades, éstas representan apenas el 7,6% del total del parque automotor de pasajeros. En China es 22%.

Para expertos en el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia el tema no es blanco y negro. Tras analizar las tarifas anunciadas por Biden a los EV chinos, el académico Noah Kaufmann y sus colegas concluyen que el “peligro es real”, en referencia al riesgo de que la industria automotriz estadounidense sea ahogada por sus rivales chinos. Al mismo tiempo, advierten, que si los aranceles no son temporales y no van acompañados con políticas efectivas para el desarrollo de la industria local: “Los aranceles indefinidos envían la señal equivocada. La industria automovilística estadounidense podría acomodarse al proteccionismo y estancarse, lo que sumado a aranceles elevados podría impedir a los estadounidenses acceder a los mejores vehículos eléctricos… y limitar tanto el crecimiento económico como el progreso climático”.

La pandemia llevó a muchos países a despertar al dominio de China en las cadenas de suministro de las tecnologías que se requieren para ese mundo cero emisiones. La misión por reducir la dependencia de China ha revivido el uso de políticas industriales y el nacionalismo. Pero un problema global como el cambio climático requiere precisamente de lo contrario: cooperación.

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